En La Arana Vampiro, Jerónimo (Martín Piroyansky), un veinteañero con hipocondría, es llevado por su padre (Alejandro Awada) a una cabaña en un paraje montañoso. La idea es poder tener algo de intimidad en un lugar alejado de todo. Pero durante la primera noche, Jerónimo es picado por una horrible araña. Según los médicos, no es nada grave, pero el muchacho comienza a sentirse muy mal. Y se sentirá peor al enterarse de que el veneno de la criatura lo está matando de a poco. Ayudado por Ruiz (Jorge Sesán), un guía alcohólico e impredecible, se internará en los bosques en busca de otra araña de la misma especie, ya que la única cura posible es dejarse picar otra vez.
¿Es una de aventura? ¿Es una de terror? La película mezcla los dos géneros, pero de la manera menos obvia. El tono es climático, tenso y también extraño. Como si fuera poco el ir quedándose sin fuerza vital a causa de la picadura (la roncha va extendiéndose por todo el brazo), Jerónimo no puede confiar demasiado en Ruiz; son la perfecta encarnación de la Ciudad y lo Salvaje, aunque hay una suerte de entendimiento entre ambos que los hace seguir adelante. Y algunas escenas oníricas, más la leyenda vinculada a la araña, contribuyen a enrarecer las cosas. (Continuar leyendo)
Matías Orta se encontró con Gabriel Medina, director de La araña vampiro, que además fue elegido como Mejor Película Argentina y obtuvo el reconocimiento como Mejor Actor a Martín Piroyansky en el Bafici 2012, Medina habló sobre qué lo llevó a hacer esta película y cómo fue todo el proceso de rodaje, entre otras muchas cosas.
Qué buena nota! La pasión con la que Medina habla de su película es contagiosa, y las ganas y el cuidado que pone al crear sus obras son admirables! Sin duda uno de los grandes!
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